Cuando nos ubicamos en la tribuna de La Plata, en el año que volvimos a disputar el título con posibilidades de Campeón, llenamos el ambiente con el color y la pimienta de una multitud de belgranenses con hambre de gloria. Nos entusiasmamos, gritamos, volvimos a gritar y, para tristeza momentánea del Marrón, nos quedamos acariciando la victoria en el umbral.
Pero el Rugby, deporte justo si los hay, nos da la oportunidad de repetir el plato... Este sábado, seguramente un poco más glorioso porque el equipo está maduro y sabiendo que hay otros cuatro equipos del Club que nos esperan el siguiente sábado para que podamos llenarnos de alegría por quintuplicado, muchos de nosotros nos quedaremos roncos de entusiasmo con un Marrón que brillará como nunca… El año pasado casi me mato al saltar dos o tres veces de tribuna a tribuna, corrí por toda la cancha buscando ver mejor como el Marrón atacaba, como típico gil de pizzería me desgarré en uno de los saltos y tuve que arrastrar, aún más de lo que hago habitualmente, mi pierna derecha lastimada por todos los confines de las tribunas, pero hacia tanto que no me divertía tanto, que el dolor me parecía una bendición del cielo para que supiera que sin esfuerzo no se consigue nada. Verlo a Marcelo empujando vertiginosamente a Horacito al costado de la cancha, me curó el dolor y me dio más fuerza para seguir trepando, sin medir el riesgo de mi "hazaña". Por eso, este sábado en la sección noche, seguiremos corriendo como locos para ver como tapamos las dos caídas anteriores con Pucará, consiguiendo un triunfo emocionante y explotando de alegría con un ruido que llegué hasta Belgrano. Valiente fortaleza la del Club al encarar esta etapa con ausencias valiosas, pero demostrando que el Rugby es como la vida, solo te deja ganar cuando jugas en equipo y cuando, por transmisión natural, el que está afuera le pasa parte de su sangre a los que entran. Así mostrarán que a ellos, aun cuando no los vas a ver en la cancha, están siempre en el corazón de los que juegan. Porque, como marca la historia, aunque no estemos todos, estamos todos juntos...
Horatius
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